Editorial – 16
Misiones Globales – Bélgica
PASO DE FE
La provisión divina se ha cumplido en la vida de Simon Slatlet
El agente inmobiliario nigeriano Simon Slatlet, de 45 años, siempre fue cristiano. Sin embargo, solo recientemente descubrió nuevas formas de vivir basadas en el poder de lo Alto. “Tomé conocimiento de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios por la televisión”, dice el residente de Bellville, Sudáfrica. Un día, pasó por uno de los templos de la Iglesia y “echó un vistazo” a lo que estaba pasando allí. “En varias ocasiones me sentí inclinado a entrar, pero recién en marzo comencé a asistir a la congregación”.
Si Slatlet supiera qué transformación significaría ese paso, lo habría dado antes. “He experimentado la gracia sobrenatural y la mano de Dios sobre mí”, testifica.
El Señor trajo armonía al hogar de Simon. “Gracias a Dios, llevé el Evangelio a mi familia en Nigeria y fue a través de mí que se convirtieron”. Slatlet está casado y tiene tres hijos. [Desde la sala de redacción: su esposa no aparece en las imágenes, ya que estaba trabajando cuando se tomaron las fotos en el templo de la IIGD en Parow].
También ha experimentado lo mejor de Dios en el campo profesional. Slatlet enfrentaba problemas profesionales y tuvo que cambiar de actividad. “Durante tres años, no firmé ningún contrato. Por eso, dejé el negocio inmobiliario y me convertí en vendedor”, dice. Simon vendió azúcar, nueces e incluso productos derivados del petróleo, pero fue en vano: “Cuando pedí ayuda a los bancos o al gobierno, todos me dijeron no”. De modo que decidió volver a trabajar con los inmuebles, confiado en las promesas a los fieles a Cristo. Hoy, Simon Slatlet es propietario de una inmobiliaria y ayuda a muchas personas a lograr el sueño de ser propietarios de una vivienda. “He sido bendecido y mi negocio va bien”, dice. El día que concedió la entrevista al boletín La Certeza de la Victoria, Simon llevó varias minutas de contratos a la Iglesia y le pidió al Pr. Rodrigo Santos, líder del ministerio de la IIGD en Sudáfrica, que orara por el éxito de sus negocios. “Para eso me llamó Dios”, dice.