Para quienes viven en determinadas regiones del mundo, ser cristiano es muy diferente de lo que se conoce en el Occidente. “No puedo decir mi nombre, pero Jesús sabe quién soy”. La kazajo ve los programas virtuales de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, con frecuencia, y siempre envía peticiones de oración. Uno de ellos era en nombre de un vecino, que estaba gravemente enfermo. “En cuanto llamamos a la ambulancia para ayudarlo, oré con el equipo del Dr. Soares”. Poco después, el joven se sintió mejor y fue dado de alta del hospital. “Glorifico al Señor por escucharnos y responder a nuestras oraciones”.
ALEMANIA
“Lleno de paz”
Elizabeth Gyuler vive en Stuttgart, Alemania. Un día, ella se sintió mal. “No sabía lo que me estaba pasando”, recuerda. “Así que, siguiendo una programación en vivo del Dr. Soares, oré con él y sentí el poder de Dios actuando en mí”. Según Elizabeth, parecía que algo “pesado y malo” estaba saliendo de su cuerpo. Sea lo que sea, ella solo tiene una certeza: “Mi corazón está lleno de paz”.