Misiones Globales – Bélgica
Test – 16
NO TEMA AL TENTADOR
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10). Esta promesa nos pone de pie en cualquier momento, sea bueno o malo. Si el Todopoderoso está con nosotros, ¿qué nos podría suceder de malo? Ahora, vivir asombrado o aturdido por malos pensamientos no es el plan del Altísimo para Sus hijos. Después de todo, Él es Dios y sabe cómo cuidar a los suyos, proporcionándoles lo necesario para escapar de las cosas que atemorizan a los perdidos. Prepárese para salir de debajo del reino de las tinieblas e ir al Reino de la Luz.
EL DIABLO FUE ANIQUILADO: Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo (Hebreos 2:14). Esta declaración del Espíritu de Dios, escrita bajo la unción celestial, no puede ser desacreditada, como sucedió con los temerosos israelitas, que deseaban regresar a Egipto. La consecuencia que ellos sufrieron fue muy grande: tuvieron que caminar 40 años en el desierto. Ciertamente, quien no cree que Satanás –el cual tenía el imperio de la muerte–, ya fue aniquilado, también tendrá que probar la ira divina. Dios no mintió ni exageró al revelar esta verdad: ¡somos eternamente libres!
El MAYOR ESTÁ EN NOSOTROS: Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4:4). Nunca tenemos que aceptar una victoria infernal, porque no existió ni existirá. Ya vencimos al adversario por medio del Señor Jesús, y nuestra posición eterna no puede ser cambiada. Así dice el Todopoderoso: Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:13-15). Solo podemos creer en Quien dice la Verdad.
HAGA HUIR AL DIABLO: Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Santiago 4:7). El cristiano no puede estar sujeto a las mentiras del Infierno, porque conoce la Verdad, que lo liberó del poder de quien poseía la muerte. Ahora, es solo cuestión de celebrar, haciendo una fiesta mucho mayor de la que realizaron los judíos bajo el reinado de Asuero, cuando Amán, el arquitecto del plan diabólico para exterminarlos, pereció en la misma horca que había levantado para Mardoqueo (Ester 7:9). ¡No hay nada que temer! La Palabra de Dios es la mayor autoridad en el Cielo y en la Tierra; Ella es Jesús en su forma eterna, la del Hijo de Dios (Juan 1:1; Mateo 28:18). Someterse al Señor es aceptar las enseñanzas de la Biblia y actuar de acuerdo a Ella. Resistir al diablo es afirmarse uno mismo en Cristo, sin dar ninguna razón para que el enemigo reclame su vida. Resultado: él huirá de usted. Decida, pues, vivir de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4).
LA DIFERENCIA: En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios (1 Juan 3:10). No podemos dejar que nos etiqueten como hijos del diablo. Si no amamos la obra realizada por la justicia de Dios en el Calvario y en las regiones de la muerte, al sacar a Satanás de la autoridad robada del hombre, solo habrá una calificación para nosotros: la de los hijos de los derrotados. ¡No! ¡Ni un millón de veces no! Somos hijos del Altísimo, del único Dios verdadero, el Todopoderoso del Universo. Nuestros hermanos alrededor de la tierra necesitan escuchar el dulce e infalible mensaje de salvación. Ellos no pueden sufrir la peor de las derrotas: la eterna. Tenemos que marcar la diferencia, así viviremos bien y las personas que aún no conocen la Verdad comprenderán el plan divino. En Jesús, hay más de lo que necesitamos: hay total libertad completa para aquellos que escuchan las Escrituras.
JESÚS DESHIZO LAS OBRAS DEL DIABLO: El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8). No hay la más mínima posibilidad de que el maligno nos imponga una nueva derrota, porque nuestra victoria es eterna, realizada por Quien sabe luchar y es perfecto en Sus acciones. No podemos cometer el pecado más grande –el de llamar a Dios mentiroso–. Él Afirma que, en todo, somos más que vencedores (Romanos 8:37). Prefiero confiar en el Señor que dar crédito a una persona o cosa inventada por el diablo. Nada puede ir en contra de las Escrituras. El Todopoderoso ya hizo todo lo que debía hacerse en nuestro nombre. Ahora es creer y celebrar la victoria obtenida en Jesús sobre el diablo y los demonios: Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (Lucas10:19). No pierda la batalla que dio vida a los que creyeron en la redención hecha por el Salvador.
VAYA A LA LUZ: Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios (Juan 3:21). Su decisión marcará el terreno donde vivirá: en la luz o en la oscuridad. Pobres de los que rechazan la Verdad, porque nunca serán liberados de las garras de Satanás. Tome la actitud más sabia: entréguese a Cristo. Así dice el Cordero de Dios: y no queréis venir a mí para que tengáis vida (Juan 5: 40). Aceptando a Jesús, usted tendrá alegría en ver sus realizaciones cumplidas, porque serán hechas en el Señor.