Asia / África
Misiones Mundiales – Nepal
FELICIDAD ETERNA
La pandemia sigue siendo real en muchas partes del mundo, incluso en aquellas en las que prácticamente ha terminado. Esta situación ha producido una indignación contra el Señor en muchas personas que oraron sin estar cimentadas en la fe real, que proviene de escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Debemos mostrar a los que se entristecieron –por el hecho de que el Padre no los haya atendido–, que el Señor hizo mejor de lo que la convicción de cada persona permitió. Por otro lado, para la fe cero, la respuesta es cero. ¡Únase a nosotros!
Los dos ciegos que seguían a Jesús, clamando por misericordia, no fueron escuchados hasta que Él llegó a la casa. Cuando se acercaron, el Maestro les preguntó si creían que podía hacer lo que le pedían. Después de confirmar que sí lo creían, el Salvador tocó sus ojos y dijo: Conforme a vuestra fe os sea hecho (Mt 9: 27-29). Si la fe fuera pequeña, no pasaría nada. Sin embargo, esos hombres fueron sanados. ¡Únase a nosotros!
El rey Ezequías tuvo que volver el rostro hacia la pared y orar intensamente; allí, reconoció su error: querer justificarse. No entendía la razón de haber oído del Señor que su partida de este mundo era inminente, pues aunque estaba muy enfermo de muerte, se sentía tan joven y lleno de planes. Sin embargo, al clamar, el Espíritu de Dios le hizo ver su falla. En una actitud de arrepentimiento, el rey lloró mucho. El profeta Isaías le informó que sería sanado (2 Reyes 20: 1-7). ¡Únase a nosotros!
Uzías fue un gran rey en Israel, porque buscó al Señor en los días del profeta Zacarías y fue considerado por su temor de Dios. Su fama llegó a la entrada de Egipto. Sin embargo, como suele ser el caso de muchos que se vuelven poderosos, Uzías dejó que su corazón se exaltara hasta que se corrompiera. Fue al templo a quemar incienso, pero salió de allí leproso y así vivió hasta su muerte (2 Crónicas 26). Pobre vida, ¿por qué hizo eso? ¡Únase a nosotros!
¿Por qué hay personas que crecen ante el Señor y deciden responder a las tentaciones del enemigo? Podrían servir a Dios hasta el final de sus días e ir a la Gloria como personas que supieron honrar el llamado del Altísimo. El plan divino para sus siervos es que vivan agradablemente a sus ojos. De esta manera, serán recibidos con la corona de justicia que Él dará a quienes Lo amen hasta el fin (2 Ti. 4:8). Propóngase ser uno de estos. ¡Únase a nosotros!
Podríamos hablar de muchos que viven hoy, tomando las decisiones más estúpidas y feas, con el riesgo de perderse por los siglos de los siglos. El orden celestial es este: En cuanto a ti, tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días (Dn. 12:13). ¿Qué tal decir no a toda propuesta maligna, aferrarse a la salvación que el Hijo de Dios nos trajo, el Señor y Salvador de quienes lo reciben en su vida? ¡No deje que el diablo le robe la felicidad eterna! ¡Únase a nosotros!